Preparamos cada recipiente (en este caso utilizo vasos plásticos pequeños mientras observamos el crecimiento individual), perforándole unos agujeros para el drenaje.
Para el sustrato, tenemos en cuenta que debe drenar muy bien, esto lo logramos con parte de turba y cascarilla de arroz. La parte que yo llamo nutritiva, la obtengo de un compostaje que siempre alimento con los restos de las podas, en donde "reciclo" todo este material vegetal. Conservo en ocasiones aparte los restos de los pinos, para los Arces, pues necesitan suelos ácidos. Entonces, en el fondo de cada recipiente coloco algunas agujas de pino, mezclando con los otros componentes descritos con anterioridad.
Los individuos antes de ser trasplantados, en sus semilleros:
Los pasos a seguir, muy sencillos, teniendo en cuenta que queremos causar el menor trauma posible a cada planta.
Primero las retiramos cuidadosamente, valiendonos de un tenedorcillo desechable. En mi caso, como utilicé turba, la misma se separó completamente de las raicillas pudiendo observar todo el estado de la misma, en estos casos actué mas rápido, pues el viento y la incidencia del sol afectan rápidamente la plántula.
Efectué un corte de la raíz principal, cuidando que este quedara horizontal y la llevé inmediatamente al recipiente. Así procedí con cada uno de los pequeños.
En algunos casos, el sistema radicular estaba tan bien desarrollado que no dejó que se desprendiera la turba, estos casos presentan menos trauma y por tanto mayor probabilidad de éxito en el trasplante.
Les presento finalmente el conjunto de primeros trasplantados después de regar a fondo, hasta que saliera agua por los agujeros de drenaje. Espero seguirlos cuidando por unos meses, hasta que considere que estén listos para ser provistos a entusiastas y practicantes del bonsai.
